JLA / JSA: Pecados y Virtudes






Carlos Pacheco (San Roque, Cádiz, 1962) el autor que se ha
convertido en el ejemplo a seguir de gran parte de los dibujantes españoles que
aspiran a trabajar para Marvel o DC.











Después de salir de la Marvel de Quesada por la puerta de
atrás a Carlos Pacheco, claro, le llovieron las ofertas –Humanoides galos
incluidos-. Pero Pacheco, que es el menos europeo de los dibujantes americanos
contemporáneos, y en cuya balanza de intereses siempre ha pesado tanto lo
sentimental como lo crematístico, decidió seguir jugando con los juguetes de su
infancia; esta vez los de su idolatrada DC, y hacerlo en un proyecto
particularmente goloso: el que reunía a la Liga de la Justicia y a la Sociedad
de la Justicia
de la era post-post-Crisis. Sospechamos que el desconsuelo del
gaditano debió ser grande, puesto que la aventurilla que David Goyer y Geoff
Johns
diseñaron para tan ilusionante nueva vuelta de tuerca no da la talla.
(Desconsuelo, me temo, que se suma al de una carrera repleta de ellos, pues
hasta la fecha no puede decirse que el talento de Pacheco haya sido recompensado
con un guión a la altura de las circunstancias; ya fuese por torpeza editorial
o por falta de talento de los plumíferos involucrados. Dicho sea esto, sí, sin
conocer todavía la obra que puede darle la vuelta a la tortilla de este
argumento: Arrowsmith.).







El guión de JLA / JSA: Pecados y virtudes es un no muy
inspirado encadenamiento de situaciones pretendida-mente épicas y habitualmente
predecibles –la pelea entre los dos supergrupos, la alianza posterior, etc.-,
cosidas con un ritmo “cinematográfico” –no en vano, uno de los guionistas es
escritor en Hollywood- que Pacheco ha resuelto con el oficio que se le supone y
con un punto más de brillantez de la habitual. Y es que si hay una tara que
Pacheco arrastra desde hace años es la que se refiere a su sentido de la
narrativa, a veces confusa por tortuosa. JLA / JSA supone un alivio en ese
sentido, ya que es un tebeo espectacular y fluido. Y ésas dos son,
prácticamente, sus dos mayores cualidades. (Y qué curioso, y me parece
necesario apuntarlo: me refiero al hecho de que Pacheco sí demostró ser un muy
buen narrador en Bishop. Característica que, quizás por eso de adecuarse a la
estética del momento, pareció desaprender después.)


JLA / JSA, pues, es pura pirotecnia y pura espectacularidad
gráfica -pura liviandad argumental, también: ya se dijo-. Y es el leitmotiv de
esta reseña su gran reclamo: Carlos Pacheco, historietista –escoltado y
embellecido por el notable Jesús Merino, no lo olvidemos-. Es fascinante
observar cómo Pacheco mueve a sus personajes y los hace gesticular e
interactuar. JLA / JSA es un artefacto de moderna factura y sabor añejo, como
suele ocurrir con los trabajos firmados por el de San Roque. Éste es un tebeo
donde el dibujante es definitivamente la estrella. Lo cual no debería ser poco.
O sí.








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